Casa Río

Tejiendo Conexiones: Arte, Ecología y Comunidad en Laguna El Carpincho

Hay una pregunta que se reitera, que se repite en cada ocasión en la que necesitamos encontrar respuestas colectivas ante la emergencia que pesa sobre el bíos, es decir, sobre la vida entendida en sus aspectos humanos y no-humanos.  ¿Cómo vivir con otros? es una pregunta por la hospitalidad, por la creación de un espacio común de encuentro compartido con otros, diferentes a nosotros mismos. Es una pregunta que no refiere sólo a la escala espacial – donde lo doméstico se expande hacia lo planetario – sino a los modos de relación que conforman esos espacios. Los objetos que se exhiben en esta ocasión, producidos por Silvina Arán, Paula Luján Mansilla y Carolina Campodónico, integrantes del barrio Los totoreros de Junín, son una respuesta posible a esa pregunta.

El Proyecto Totoreros surgió a mediados de 2023 cuando un grupo de trabajo integrado por Alejandro Meitin de Casa Río Lab, Franco Palacios de Arquitectura Ríoplatense, Carlos Gorard, Sofía Wiener y Jesu Antuña inició un proyecto de investigación en la cuenca del Río Salado, particularmente en la laguna El Carpincho, en Junín, con el objetivo de generar políticas y prácticas de restauración en el lugar. Desde su comienzo, el equipo inició un intercambio con los habitantes del barrio, ubicado en la periferia de la ciudad y a escasos metros de la laguna, comprendiendo que era indispensable integrarlos al grupo para llevar a cabo las tareas de restauración del hábitat.

Los totoreros, trabajadores del humedal, recolectan la totora que crece a orillas de la laguna durante los meses que van desde octubre hasta abril, para posteriormente secarla y conformar atados de fibras naturales que serán vendidos a productores de la ciudad de San Pedro, siendo utilizados en los viveros que caracterizan a la ciudad. Por el trabajo diario que realizan en la laguna, los totoreros son portadores de un conocimiento fundamental para toda práctica ecológica que se considere transformadora, en tanto son conocedores de los procesos naturales que se producen en el lugar, desde el crecimiento y floración de la vegetación como de los animales que en distintos momentos del año lo habitan. La expansión rizomática de la totora, así como el corte por encima de las raíces realizado por el grupo de trabajadores hace que ésta se reproduzca fácilmente en la laguna, por lo que crece año a año sin que sea necesario volver a cultivarla.

Con el deseo de fomentar y fortalecer el conocimiento compartido, el artesano y productor de mimbre de la localidad de Berisso, Carlos Gorard, en conjunto con Sofía Wiener, diseñadora industrial y artesana, dictaron una serie de talleres de formación en cestería a la comunidad totorera con el objetivo de otorgar un valor agregado al trabajo, de por sí sacrificado, de recolectar la totora que crece en las orillas de la laguna. Los objetos que se observan en esta oportunidad son consecuencia de esos talleres, de las mañanas y tardes de trabajo compartido en el comedor comunitario, pero también del esfuerzo y compromiso de la comunidad totorera en conjunto para producir y vender sus productos a precios justos en ferias y locales de la región.

En la producción de cestería realizada por la comunidad se observa la memoria de los procedimientos realizados en la tarea diaria de trabajo en la recolección de la fibra natural, lo que seguramente facilitó su asimilación y rápido aprendizaje, como de una vida vinculada caballo y su familiaridad con la talabartería, una impronta características del entorno barrial que emergió en el trabajo artesanal. Esto se observa en determinados detalles, en las formas que adquieren los objetos, en las maneras de anudar la fibra natural, se filtra toda una tradición centenaria de una vida en común con el caballo.

Retomando la pregunta realizada más arriba, podríamos comenzar a sospechar que la ecología no es nunca una tarea solitaria, por el contrario, requiere de fuertes lazos colectivos, transversales. Las prácticas ecológicas son siempre comunitarias, implican alianzas con otros, humanos y no-humanos, animales, microorganismos y plantas que regeneran la vida de nuestros ecosistemas. ¿Cómo pensar una ecología sin comunidad? ¿Sin una comunidad humana y no-humana vinculada con el enriquecimiento de los suelos? ¿Cómo pensar una ecología sin tener en cuenta las particularidades económicas, sociales e históricas que conforman al territorio? No existe ecología sin territorio, sin el conocimiento de los flujos vitales que lo surcan, de la historia de su conformación, de los habitantes que lo habitan. Tampoco existe, entonces, la posibilidad de producir una transformación en nuestra relación con la naturaleza sin una discusión profunda sobre las formas en las que producimos y distribuimos la riqueza. No será posible, desde una perspectiva política siempre asociada a la ecología, una transformación en la manera en la que nos relacionamos con la naturaleza, sin problematizar las profundas desigualdades económicas que configuran a nuestras sociedades.

Esta exhibición es, entonces, un nuevo estadio en un largo proceso de trabajo, para el cual será necesario seguir proponiendo tareas y responsabilidades compartidas, tanto con el planeta como con quienes lo habitan. Es, también, un reconocimiento a los trabajadores de la tierra, a la necesidad de fomentar prácticas económicas más igualitarias en un momento de fuertes cuestionamientos a la organización comunitaria. Lo que se muestra en esta ocasión es menos un arte vinculado a la objetualidad que un sistema de relaciones que pretenden generar cambios en un territorio determinado.

Por esto, también, quisiéramos agradecer a quienes durante los últimos meses se han sumado a colaborar con el proyecto y a intercambiar conocimiento y saberes: Bernie Bojko, Marcela Torreblanca, Claudio Spiga y Alejandro Pietrobon del área de Cultura de la UNNOBA, último en sumarse al equipo y fundamental en el proceso de trabajo para la muestra, a quien le debemos el trabajo de edición del video. A las secretarías de Ambiente, Cultura y Desarrollo Social de la Municipalidad de Junín por el seguimiento del proyecto durante estos meses de trabajo. Además, a Luis Palacios y a Mariela Beltrán por hacer que la estadía en la ciudad sea más amorosa.

Texto de sala de la exposición TOTOREROS Usos diversificados de la totora, por Jesu Antuña.

GALERÍA DE ARTE Tono Local Roque Sáenz Peña 139, Junín.

Ver fotos del proceso aquí

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